miércoles, 10 de marzo de 2010

Editorial Numero 44 Marzo 2010

Hay quienes festejamos

la esperanza de ser mejores

el nacimiento de otras almas

el beso de bienvenida que nos

cala ambas mejillas

Theodosio Andrés Barrios


El poeta de Eldorado, Misiones festeja el nacimiento de otras almas que fluyen en los caminos de las rutas, en busca de solo un encuentro; el instante en poder volvernos a vernos buscarnos en las miradas cómplices, saber quienes somos sin preguntarnos quienes somos. En el verano que ya termina se produjo la magia, sin Internet y sin brujos ni brújulas, solo la referencia del onomástico de un amigo. Era la fecha que viera a luz hace más de medio siglo en el Puerto Palos, una excusa para tener que contarse lo que paso, en el viento patagónico que no perdona a los sojeros que sangraron sus tierras con los transguenicos y sus cuatro por cuatro la que dejara las ganancia de la sucia de los verdes dólares de la soja, mientras Juan un campesino nos ofrecía un pedazo de pan casero su único alimento del día, mientras esperábamos el colectivo a El Cóndor, en donde comentándonos su accidente de trabajo con la sembradora del campo del patrón, que lo dejaba venir a Viedma a curarse en el hospital publico sin descontar el jornal, una historia mas de los hijos de putas que se adueñaron de las tierras de los originarios y los campesinos explotados.

La reunión de mirarse, charlar y tomarse un buen vino, se realizo en ciudad donde empieza la meseta, al margen del rió Negro, allí estaban los amigos del pueblo, los Bonaerense de Junín, los de Lanus, y los de la Ciudad de Cemento fundada por un Vasco, estuvieron vía cable los de la tierra colorada, los de la sierra, los de las pampas, con solo con el hecho de comunicarse en un día para estar de una forma o otra. Estar allí en un encuentro de amigos de la letras tal como dice el responsable del cumpleaños Vildo Pioppi “Cerca, muy cerca de donde, uno aprende que la vida al margen de los sabores de su inocencia, tiene esta hermosa piel de vientos ondulantes”. Solo podemos decir que seguramente volveremos a vernos otra vez, como que el sol sale todos los días.

Eduardo Monte Jopia

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